El Desastre de Montjuïc: Barcelona se Derrite ante el Leganés

En una noche que no debería haber sido más que un trámite para el Barcelona en el Estadi Olímpic Lluís Companys, el equipo de Hansi Flick vivió una de sus noches más bochornosas de la temporada. Ante un Leganés que llegó a Montjuïc coqueteando con el descenso, el Barça no solo perdió por la mínima (0-1), sino que evidenció una falta de carácter, claridad y liderazgo que clama al cielo.

Desde el pitido inicial, el Barcelona parecía estar ausente mentalmente. El gol temprano de Sergio González al minuto 3, a la salida de un córner, puso en evidencia la fragilidad defensiva y la desconcentración de un equipo que, en teoría, debería estar peleando por la cima de LaLiga. El juego blaugrana fue un monólogo de posesión sin sentido, estrellándose una y otra vez contra un Dmitrovic que se erigió como el héroe del partido con varias intervenciones de calidad.

El Barça intentó, sí, pero con una falta de ideas tan palpable que hasta el más optimista de sus seguidores debió cuestionarse el rumbo de este equipo. Lewandowski y Raphinha, esperanzas ofensivas, se encontraron con el muro pepinero, mostrando más frustración que efectividad. Los cambios de Flick, predecibles y tardíos, fueron el reflejo de una dirección técnica que parece haber perdido el norte.

La afición, acostumbrada a las gestas pero también a la frustración, no se guardó nada. Cantos de «A segunda, oé» resonaron en Montjuïc, no solo como crítica al rival, sino como un grito de desesperación ante la incapacidad de su equipo para revertir la situación. Es inaceptable que un club como el Barcelona, con su historia, su plantilla y sus recursos, se vea superado por un Leganés que, sin desmerecer su esfuerzo, no debería ser más que un escollo menor en el camino liguero.

El Barcelona acaba de perder de local con el Leganés, es un papelón histórico.

Este resultado deja al Barcelona en una posición precaria, con solo cinco puntos de los últimos dieciocho posibles en Liga. La defensa del liderato se desvanece, y lo que es peor, la confianza en el proyecto de Flick parece ir por el mismo camino. El equipo necesita una introspección profunda, una reevaluación de sus prioridades y, quizás, un cambio de rumbo antes de que la crisis se vuelva irreversible.

El Leganés, por su parte, demostró que con organización, esfuerzo y un poco de suerte, se pueden alcanzar victorias de oro. Pero no nos engañemos, el verdadero titular de la noche es la debacle de un gigante que, por momentos, parece haber olvidado cómo caminar.

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